Arquitectura
07/07/2023

Neuroarquitectura o cómo los espacios que habitamos afectan a nuestro cerebro

Seguro que alguna vez has entrado a un edificio y has notado cómo cambia tu estado de ánimo, sin ser muy consciente de la razón. La arquitectura, además de moldear el espacio en el que habitamos, también influye en nuestras emociones.

De manera involuntaria, nuestro cerebro capta las señales y los mensajes que le envía el entorno. Si entras en un espacio blanco y diáfano seguramente te sientas más relajado que en un angosto pasillo oscuro.

neuroarquitectura

Si el entorno afecta a nuestras emociones, pensamientos y conductas, además de la funcionalidad, el diseño de espacios agradables para las personas que los habitan y transitan es cada vez más importante en la arquitectura moderna.

¿Qué es la neuroarquitectura y cuándo surge?

La neuroarquitectura es, básicamente, la aplicación de conceptos de la neurociencia al campo de la arquitectura, con el objetivo de establecer los aspectos que son importantes a la hora de diseñar los lugares que habitamos para favorecer nuestro bienestar.

Aunque intuitivamente la creación de espacios que influyan en nuestro estado de ánimo siempre ha sido una de las bases de la arquitectura, la neuroarquitectura como tal no surge hasta mediados del siglo XX, cuando el biólogo Jonas Salk y el arquitecto Louis Kahn fundan el Instituto Salk.

Kahn diseñó este complejo con la finalidad de que los espacios avivasen creatividad de los científicos allí presentes. Precisamente décadas más tarde, en 1998, dos neurocientíficos del Instituto, Fred H. Gage y Peter Eriksson, descubrieron que el cerebro humano es capaz de producir nuevas neuronas en algunos entornos estimulantes.

casa neuroarquitectura

Si los espacios influyen en el sistema nervioso y favorecen la generación de nuevas conexiones neuronales, ¿qué elementos estimulan las sinapsis?

¿Cuáles son los elementos clave de la neuroarquitectura?

La primera impresión que recibimos cuando entramos a cualquier estancia es a través de la vista. Nuestros ojos inmediatamente y de manera inconsciente analizan rápidamente algunas de sus características:

  • Iluminación: la luz es nuestro principal estímulo y el responsable del reloj biológico. Concretamente, la luz natural genera ambientes más amables que favorecen el bienestar y la concentración, además de relajar la mente.
  • Formas: las curvas y los contornos suaves nos transmiten relajación, armonía y fluidez. En cambio, las esquinas y los ángulos pronunciados o abruptos favorecen la aparición de sentimientos como el estrés y la ansiedad.
  • Espacios verdes: el hombre vivió durante millones de años en la naturaleza. Estar rodeados de plantas y espacios verdes activa nuestras hormonas de la felicidad y contribuye a la restauración de nuestros mecanismos cognitivos.
  • Colores: a pesar del famoso dicho “para gustos, colores” hay un gran consenso respecto a la psicología del color. Los colores cálidos como el rojo, amarillo y naranja provocan emociones distintas a los fríos, como el verde o el azul.
  • Materiales: los materiales naturales aportan cercanía y contribuyen al bienestar emocional y físico de las personas. Además, su textura y color son inalcanzables para cualquier alternativa artificial.

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